23 May 2023

#Núvol – Imágenes del mundo (Nina Busquet)

Acció Cinema da la vuelta al mundo en imágenes con cuatro festivales que apuestan por cine producido fuera de Europa.

El cine permite adentrarse en los rincones más íntimos de la existencia, pero también viajar lejos. Así lo demuestran cuatro festivales de cine en Cataluña: La Americana Film Fest (el festival de cine independiente estadounidense), el Wallay Festival (dedicado al cine africano), el Asian Film Festival Barcelona y las Noches de Cine Oriental de Vic .

Acció Cinema programó actividades en los cuatro con el objetivo de sensibilizar al espectador sobre las realidades de todo el mundo y derribar los prejuicios. Las actividades planteadas en el marco del Wallay Festival tenían un hito: generar diálogo; por un lado, entre artistas, narrativas y visiones de África y, por otro, con la ciudadanía barcelonesa. Las temáticas tratadas en cinco actividades distintas fueron la prevención de violencias y garantías de no repetición, la importancia del deporte, los derechos de un medio ambiente saludable y la educación para el desarrollo. Y, sustraído, la voluntad de que el público deje atrás el prejuicio que liga a África a la pobreza. La actividad «Voces Wallay, conversaciones temáticas» consistió en un conjunto de sesiones donde se charlaba sobre los roles de género a partir de proyecciones con coloquio posterior. Algunas de las películas proyectadas son T-Junction, de Amil Shivji; Guled & Nara y The Gravedigger’s Wife, de Khadar Ahmed; Zinder, de Aicha Macky; Mandabi, de Ousmane Sembène, y Faya Dayi, de Jessica Beshir. Cuenta la cofundadora del Festival Wallay, Gemma Parellada: «Programamos para que todo el mundo pueda encontrar su opción. No sólo ponemos películas experimentales, sino también de comedia, ficción, que haya divertidas.» Parellada Remarca que es importante «tener en cuenta el rol de la mujer que se representa en la película y que ésta sea activa». Asimismo, prestar atención a las masculinidades que se muestran porque «consideramos que el cine marca mucho al espectador y proporciona patrones, inspira. Queríamos que en las películas todo el mundo estuviera representado, sin dejarnos a nadie ni hacer malas representaciones de realidades
como éstas».

En los debates posteriores a la proyección «se habló de autoconfianza, de cómo combatir ciertos abusos, de las barreras tanto de los hombres como de las mujeres negras para ocupar posiciones como la de director», explica Parellada. Pero también se habló de cine: «hablamos tanto de continente como de contenido», sentencia. Una de las actividades más exitosas fue «Danza y debate», en la que se invitó a un grupo de bailarines de danzas nigerianas que hicieron bailar al público. El balance del festival, según su cofundadora, es muy positivo: «De lo que estamos más contentos es de la conexión con el público y que no haya filtros entre ellos y el narrador de la historia. Es la ficción la que da voz a África», apunta Perallada. Y añade que «hay muy poca información sobre el continente y, la que existe, a menudo es de mala calidad». Lo que se consigue con estos encuentros en el festival, pues, «es remarcar que hay buenos directores en Asia y Estados Unidos, pero en África también». Así pues, el reto de establecer un diálogo entre el público y los artistas se ha logrado, así como el de establecer conexiones intercontinentales entre artistas. De hecho, gracias al Wallay se dio a conocer la directora nigeriana Ema Edosio, ya raíz de estas sesiones se la invitó como jurado en el festival de cine de San Sebastián. Dentro del Festival Noches de Cine Oriental de Vic, Acció Cinema coordinó las actividades «FesNits joves» y «Las Noches más pequeñas».

La primera consistió en unas sesiones formativas organizadas con cuatro institutos de Osona destinadas al aprendizaje de conocimientos básicos del mundo del cine, su relación con las nuevas tecnologías y la importancia del audiovisual para acercarnos a realidades distintas. La segunda consistió en un conjunto de proyecciones y actividades dirigidas a los más pequeños, aunque las películas programadas eran adecuadas para todos los públicos. Algunas de ellas son Legend of the Sealed Book, de Wang Suchen; Challenge from Phantom Thief!, de Takashi Miike, o La casa encantada del acantilado, de Yu Fei. Quim Crusellas, director del Festival Noches de Cine Oriental de Vic, describe el «FesNits Joves» como un festival «pop»: «De esta manera, puedes hacer una película de autor que sea superaccesible; si hacemos un homenaje a un actor coreano como Casanova Wong, dedicamos la noche a Corea con una exhibición de k-pop y de taekwondo.» Todo esto se acompañó de una cena casera cocinada por una familia coreana de Vic. El director del festival califica estas jornadas de transformadoras, integradoras e inmersivas, porque el cine es una forma de mostrar la cultura, el territorio y nuevas narrativas. Además, añade: «Viene público de origen asiático, lo que hace que haya una combinación maravillosa entre público occidental y público oriental; es importante que se conozcan y enriquezcan sus miradas.» En cuanto a las sesiones dedicadas a los niños, Quim Crusellas destaca que es importante que «los niños escuchen otra lengua, vean otra forma de contar historias, de filmarlas y que lo acaben integrando en su ideario audiovisual».

Otro festival que se dedica a películas de temática oriental es el Asian Film Festival Barcelona (AFFBCN), que se celebra en Sant Feliu de Llobregat, Gerona, Cambrils y Sant Pol de Mar. La actividad ‘Cines de Asia fuera de Barcelona’ proponía un itinerario cinematográfico de una gran variedad de géneros y directores. Algunas películas son The Great Indian Kitchen, The Badger, Around The Table o My Childhood My Country, Phil Grabsky y Shoaib Sharifi. Rodrigo Escamilla, coordinador del festival, explica que existen más de 25 países representados: «Queremos mostrar una ventana abierta a otras realidades. Queremos mostrar diversidad e interculturalidad. No nos basamos en una temática específica en las películas, una puede ser sobre la inmigración y otra sobre un sindicato por la explotación de los trabajadores.» El coordinador del AFFBCN pone énfasis en lo importante que es, dar continuidad a las películas: «Nosotros no solemos quedarnos en la proyección.» Con actividades como el taller de gastronomía que se propuso en Sant Pol de Mar, se consigue una conexión entre la cultura asiática y la cultura receptora. Añade que es importante que el cine «no se quede en la ciudad y pueda convertirse en democrático».

Cerramos el viaje intercontinental con la Americana Film Fest, que mediante Acció Cinema programó siete sesiones presenciales y treinta y seis online. Una de las actividades presenciales fue «Americana Love», en la que se proyectó Errantes sin retorno, una película sobre el mayor campo de refugiados del mundo, situado en Asia, en Kutupalong. Afirma Paco Poch, distribuidor y productor del proyecto, que el criterio de selección de películas de L’Americana, aparte de la calidad, era romper los estereotipos del cine norteamericano: «Optamos por películas producidas y realizadas por americanos, indiferentemente de dónde esté ambientada la acción.» Errantes sin retorno es una película con producción canadiense y una obra eminentemente cinematográfica y poética, según Xavier Lezcano, codirector del festival. Otra actividad, en este caso de larga trayectoria, fue Young Americans, bautizada con el nombre de la canción homónima de David Bowie. Aparte de llevar a los estudiantes al cine, el «Young Americans» es una herramienta útil para hacer que «salgan un poco de lo que pueden ver en Netflix o Marvel», afirma Lezcano.

El codirector del festival destaca la sesión dedicada a The Miseducation of Cameron Post, en la que, tras la proyección del filme, se generó un debate en torno a temáticas como los derechos de la comunidad LGBTIQA+, especialmente jugoso, teniendo en cuenta que muchos alumnos de ESO y bachillerato se encuentran en el momento de descubrimiento sexual. Lezcano también destaca Life, animated y Blood brother. La primera sigue la vida de Owen Suskind, una persona autista, que logra superar sus límites comunicativos viendo películas de Disney y empleando los diálogos y expresiones de la ficción.

Cuenta Lezcano que fue emocionante cuando uno de los alumnos, que era autista, compartió su experiencia con el resto de la sala. En cuanto a Blood brother, Lezcano comenta que es una película habitual en las proyecciones matinales de Young Americans. La historia cuenta el viaje de un chico que decide ir a la India como voluntario en un orfanato con niños diagnosticados con el sida. Una película que, según Lezcano, «hace consciente al espectador de sus privilegios».