NOTICIAS > 21.10.2024
Montse Santolino: «El audiovisual es imprescindible para crear nuevos relatos»
Nos vamos a la sede de Lafede.cat a charlar con Montse Santolino, su responsable de comunicación, sobre la importancia de la comunicación transformadora como herramienta para cambiar las estructuras sociales y económicas desde la base. A través de su experiencia, Santolino nos habla del papel fundamental de las ONG, los medios de comunicación y el audiovisual en la construcción de nuevos imaginarios colectivos y en la creación de un mundo más justo e igualitario.
Nacida en 2013 como resultado de la fusión de diferentes federaciones, Lafede.cat agrupa a más de 120 organizaciones catalanas comprometidas con la justicia social, los derechos humanos y la cooperación internacional. Representan a sus entidades asociadas, proporcionan servicios y formaciones y son el principal interlocutor con el Govern de la Generalitat de Catalunya en lo que se refiere a la política pública de cooperación, paz y derechos humanos.
Con una amplia trayectoria en el ámbito de la educación y la comunicación audiovisual para el cambio social, Santolino expone el papel clave de la comunicación transformadora y el trabajo que realizan para sensibilizar a la ciudadanía e implicarla en la lucha por un mundo más justo e igualitario. Además, exploramos cómo las organizaciones e instituciones pueden generar un impacto real mediante estrategias de comunicación que van más allá del marketing tradicional; y, sobre todo, conversamos sobre la relación entre organizaciones y agentes del audiovisual que fomentan desde el programa Acció>Cinema, en el que Lafede.cat es un colaborador vital.
Una de vuestras líneas de trabajo más importantes es la comunicación transformadora. ¿Cuáles son las principales características que la definen y cómo se diferencia de otros tipos de comunicación?
Para empezar, la comunicación transformadora requiere de organizaciones e instituciones transformadoras. Entendemos la voluntad de esta labor de apoyo y acompañamiento a partir de la existencia de un mundo injusto y desigual, con muchas diferencias. El objetivo de nuestro trabajo es transformar esta situación de desigualdad. Es decir: transformar las estructuras sociales y económicas. Y si esto es lo que queremos hacer, nuestra labor requiere un trabajo de sensibilización. La comunicación es una misión y también una herramienta. Es aquí donde entra el concepto de comunicación transformadora.
Tenemos un plan director de cooperación que también es un plan de educación y comunicación transformadora. Todas estas vertientes del trabajo también se recogen a nivel político, con una estrategia política no solo a nivel del Govern, sino también de las organizaciones. No se trata de comunicación comercial, ni de comunicación política; no es la comunicación que tiene que ver con el marketing y la publicidad al uso. Se trata de una comunicación que pretende ir más allá y facilitar cambios en los que acompañemos a las personas. Sin tomar en conciencia de la situación, es imposible comprometer a la ciudadanía a un cambio global o con la justicia global. Y necesitamos conseguir que la mayoría de nuestra ciudadanía se comprometa con ello.
El Govern catalán realizó el año pasado una encuesta de opinión pública sobre estos temas y una de las conclusiones fue que la ciudadanía quiere más información, y piensa que debería trabajarse en los colegios. Una obligación por parte de administraciones y entidades preocupadas por el tema sería facilitarla. Y todo esto pasa por los medios de comunicación, por la comunicación en los colegios, por campañas comunicativas…
¿Cómo debe hacerse esta comunicación? ¿Cómo podemos superar la imagen tradicional de las ONG y garantizar que las mismas comunidades construyan su relato, rompiendo con el que ha dominado históricamente?
La ayuda humanitaria solo es una pequeña parte de la cooperación; debemos acabar con esa imagen que históricamente se asocia con las organizaciones. Se tiene que trabajar con entidades autóctonas, con los relatos del sur y los relatos del trabajo de las ONG. Las organizaciones acompañan a las comunidades para que tengan apoyo y puedan construir su propio relato: no tenemos que ser la voz de los sin voz, sino servir para que su voz nos llegue.
Lo tenemos que hacer extensivo a todos los agentes culturales que pueden generar este relato. Hasta hace poco, solo las propias ONG y la prensa internacional habían tenido esta oportunidad. Y a una escala mucho menor, los libros de texto, el cine… Hay una responsabilidad política en cómo se ha hecho: ha sido un relato colonialista.
¿Y cómo podemos garantizar que los medios de comunicación y los festivales reflejen mejor la diversidad de la sociedad? ¿Qué debemos hacer para cambiar este relato colonialista?
Todas las estructuras tienen que ir cambiando. Obviamente no hay más secreto que escuchar la voz de los propios protagonistas en aquellas situaciones en que se han explicado. Aparte de las desigualdades y la falta de presencia en las comunidades internacionales de las visiones y opiniones de los pueblos, comunidades y gobiernos del sur. Esto es cuando hablamos de países empobrecidos, pero es que nuestra propia sociedad es una sociedad global, multicultural y ya no podemos continuar negando que en nuestro país hay personas de todas partes del mundo, y que todas ellas y sus comunidades cada vez se quejan más del relato que se está haciendo sobre ellas. Cada vez tienen más presencia, más fuerza y está claro que tienen que reivindicar su derecho a poseer el relato. Tendría consecuencias serias a nivel de convivencia y de cohesión social no escuchar la voz de las personas que aportan otro relato.
El problema es que hemos contado una sola historia y hay muchísimas historias que contar.
Es importante que nosotros cambiemos la mirada, pero es imprescindible que en nuestros medios y festivales estén presentes cada vez más asiduamente, la opinión, la presencia de personas racializadas, de orígenes distintos… igual que hemos hecho este recorrido con el feminismo. La televisión pública está haciendo cambios, cada vez hay más presentadores de orígenes diversos. Si somos una sociedad con un 20 o 30% de población migrante, se tendría que reconocer en la pantalla, y no se hace. Necesitamos personas migrantes dirigiendo documentales, ficción, y entonces tendríamos temas que nos llegarían de manera natural.
EL AUDIOVISUAL ES IMPRESCINDIBLE PORQUE GENERA IMAGINARIO
¿Cómo podemos fomentar que el audiovisual se convierta en un agente comprometido con la transformación social, que evite la reproducción de estereotipos y contribuya a una sociedad más igualitaria?
Las organizaciones siempre hemos llevado a cabo una labor muy grande para trabajar con periodistas, establecer complicidades con estas preocupaciones y no solo contar problemáticas sino también ofrecer posibles soluciones. La conversación social está ahora en el audiovisual. Los imaginarios se crean en el audiovisual. Por esta razón, para poder hacer llegar determinadas problemáticas y determinadas alternativas de cambio de todas estas estructuras, el audiovisual es imprescindible, porque genera imaginario sobre un montón de cosas.
Por tanto, el audiovisual es imprescindible para que se produzcan cambios en la sociedad. Podemos pasarnos trabajando un tema de migraciones o antirracismo durante cinco años, pero después hay una serie donde hay un personaje que dice cuatro frases y arrasa con todo el trabajo que hemos hecho. Si un producto de consumo masivo nos presenta un personaje que vaya en contra o ratifique un estereotipo, se carga el trabajo que muchas organizaciones han hecho contra el racismo durante años. Hasta ese punto es importante que el mundo del audiovisual se responsabilice. Se tiene que creer que es un actor imprescindible para la transformación social y cultural y debe ayudarnos con todas estas transformaciones que necesitamos para ser una sociedad más igualitaria, más antiracista, más feminsta…
¿Qué herramientas crees que necesitan organizaciones y productoras para conseguir que esta comunicación transformadora sea efectiva? ¿Formar a las organizaciones o confiar en los productores?
Lo queremos todo. Entre las organizaciones hay mucha diversidad, depende mucho del ideario, del tipo de labor, de la voluntad más o menos comunicativa de estas organizaciones. Hay un grueso de medianas y pequeñas asociaciones que no tienen esta capacidad de comunicación. El objetivo es el cambio social. Por tanto, todo lo que lo haga posible es lo que necesitamos.
Nosotros trabajamos dos líneas. Hay algunas asociaciones que ya están a medio camino entre las dos cosas, producción y organización, como podría ser Fora de quadre. Pero la voluntad de la gran mayoría no es hacer audiovisuales, aunque hagan muchas campañas que se acercan a esta idea.
Después encontramos asociaciones que, una vez lo han hecho por primera vez, han tenido la necesidad de controlarlo todo, y poder realizar sus producciones con más solvencia. Si una organización no tiene esta mirada audiovisual y un mínimo de formación, tampoco van a poder trabajar bien con un productor. A veces nos hemos encontrado con un productor, documentalistas o publicistas que han venido a ayudar a las ONG y dan su mirada con sus prejuicios y con sus maneras de entender. Todo el mundo tiene que comprender el ecosistema, las potencialidades, el espíritu del propio sector.
En relación a esto, Acció>Cinema está reforzando toda esta parte de la industria. Tenemos que encontrar espacios para poder multiplicar las potencialidades de todo esto. Dependerá de la entidad que exista la posibilidad de que todo se pueda hacer en mayor o menor medida. Productos testimoniales con una mirada muy educativa u otros productos, con una productora detrás o sin ella, que aspiren a ganar un Goya, como ya ha pasado. Mientras mejoramos esta vía de trabajo, todas las opciones son imprescindibles.
Donde encontráis muchos aliados es en el mundo del documental.
En el mundo documental hay muchos documentalistas que están alineados con nosotros, con una mirada propia, una intención con la que podemos compartir un punto de vista o una mirada. Pero en el mundo de la ficción y las plataformas tenemos mucho camino por recorrer. Obviamente, el consumo comercial y todas las lógicas de la industria van en contra de muchos de los principios de nuestra comunicación transformadora. Los estereotipos sobre muchos países empobrecidos, la visión del cooperante y de la cooperación como salvadores blancos, y también todo eso de los protagonistas y de los héroes a menudo van en contra de las luchas colectivas y el trabajo organizativo que defendemos. Se deberían ajustar los códigos para encontrar la manera de hacerlo.
ES URGENTE QUE SEAMOS CAPACES DE CAMBIAR EL RELATO
Y ahora es cuando viene la pregunta trampa: ¿cuál debería ser la película ideal para transmitir los valores que defendéis desde la federación? ¿Cuál sería el producto ideal que te gustaría ver en la pantalla y con el que os sentiríais satisfechos?
Nosotros como organización no podemos decir cuál es el producto ideal, porque se debe construir conjuntamente. Dicho esto, hay un exceso de distopías. La transformación requiere de esperanza, de propósitos. Somos muy buenos contando catástrofes, desastres y conflictos, pero nos hace mucha falta la parte de construir imaginarios de futuro. No estamos acompañando a la ciudadanía a imaginar un futuro en positivo y por eso tenemos mayorías sociales desencantadas con la política, con la democracia y con todo. Creo que es urgente que seamos capaces de imaginar utopías de nuevo, y de convertirlas en historias de organización y de lucha. Que la gente más joven se anime y piense que se puede organizar y que podemos ganar un futuro.
Es urgente que seamos capaces de poder cambiar el relato del desastre. Hace falta contar que hay mucha gente luchando para que esto sea diferente y, en este sentido, creo que nos falta mucho por hacer. Creo que tenemos que empezar a tejer redes con comunicadores, con documentalistas y con las industrias mucho más débiles de otros países para empezar a construir relatos conjuntos y mucho más realistas. Una verdadera coproducción. Tenemos que trabajar con quien esté detrás de todo esto, porque, al final, quien aparece en la pantalla o guion es el reflejo de todo lo que se ha hecho detrás.
Se debe hacer como ahora con el feminismo: ahora no hay película de superhéroes en la que no haya superheroínas. Cuando el cambio social se ha producido y se reconoce que hay una nueva manera de hacer y de consumir, los guionistas cambian, los productos audiovisuales cambian. Las organizaciones tenemos informes, documentos y argumentos, pero nos cuesta transmitir emociones. Y el cine hace esto muy bien.
Por último, ¿cómo podemos ayudar desde los festivales a cambiar el relato?
Los festivales canalizan esta miradas: que los festivales empiecen a hablar de determinadas cosas o que programen determinadas actividades es muy importante. Las organizaciones han descubierto un mundo en los festivales que hasta ahora desconocían. Se acercan a los festivales creyendo que solo son espacios de exhibición, y resulta que hay una parte de espacio profesional que es potentísima. Y unos espacios de debate y participación con su vertiente educativa también. En los espacios profesionales las organizaciones también nos descubren a nosotros desde otro sitio. Y es aquí cuando podemos colaborar en red. Podemos asesorar en aquello que constituye nuestra labor: los derechos humanos, las desigualdades y la imagen de los países empobrecidos. Podemos poner en valor nuestro trabajo. En lo que respecta a la parte de exhibición, los festivales llegan a un público al que las asociaciones no llegan. En realidad, todas las patas de los festivales nos interesan. Somos un match total. Solo conocíamos la punta del iceberg de lo que son los festivales y ahora, con Acció>Cinema hemos descubierto lo que son en realidad.
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