NOTICIAS > 29.11.2024
Mati Diop: «El cine tiene la capacidad de crear una realidad que todavía no existe»
Es una de las películas del año. Dahomey, de la cineasta franco-senegalesa Mati Diop, se ha programado en tres festivales socios de Catalunya Film Festivals (Clam, l’Alternativa y Dart). Galardonado con el Oso de Oro en la última edición de la Berlinale, y después de su estreno en el festival de San Sebastián, este documental híbrido que nos vuelve a enfrentar con el tema del colonialismo, ha protagonizado una particular gira por nuestros festivales.
Mati Diop (París, 1982) empezó su carrera como actriz antes de pasar a la dirección. Con su debut en el largometraje, Atlantics, obtuvo el Gran Premio del Jurado en Cannes. Su segundo largo, Dahomey, ha sido merecedor del Oso de Oro en la Berlinale. Una carrera meteórica.
La primera vez que Diop escuchó hablar del concepto de restitución de obras de arte fue en 2017, cuando el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció la devolución de las 26 piezas del tesoro de Dahomey a Benín. Estaba todavía escribiendo su primer largometraje, Atlantis. Como cineasta afrodescendiente con perfil marcadamente político, el término «restitución» es uno de los que atraviesa su trabajo.
Fue entonces cuando Diop imaginó un largometraje de ficción que narrara la épica aventura de uno de los tesoros, desde su saqueo a finales del siglo XIX, hasta su vuelta a casa en 2075. Le daría voz a una máscara, que en off contaría su experiencia. Concibió esta historia anticipando el futuro, ya que le parecía muy improbable que se produjera una restitución inminente o que ella llegara a ser testigo de un capítulo histórico de semejante magnitud.
A pesar de ello, avisó a sus productoras de que, si se producía alguna devolución de tesoros desde Francia, querría filmarla inmediatamente. El viaje tuvo lugar, finalmente, en 2021 y Diop tuvo que correr para poder poner en marcha su producción en muy poco tiempo. Así fue como nació Dahomey, una película sobre la descolonización patrimonial en los museos franceses y el impacto en la sociedad de Benín, en África occidental. Y que mezcla realidad y fantasía para explorar el viaje de los tesoros restituidos y el significado que tienen para las nuevas generaciones africanas.
UN DOCUMENTAL QUE DA VOZ A LOS TESOROS Y LOS JÓVENES DE ÁFRICA
El rodaje se desarrolló en cuatro fases. La primera documentó la salida de los tesoros del Museo Quai Branly de París y su traslado hasta Cotonou. Este material fue la base de los primeros quince minutos de la película. La segunda fase se centró en la instalación de los tesoros en el Palacio Presidencial de Cotonou y en un debate con estudiantes en la Universidad de Abonay-Calavi sobre el significado de la restitución. La tercera fase capturó la exhibición oficial de los tesoros y las secuencias por las calles de la ciudad. Finalmente, la cuarta fase completó secuencias pendientes del debate.
Esta película no solo documenta, sino que da voz a los propios tesoros, utilizando un texto que fue traducido al antigo idioma Fon, e interpretado por voces masculinas y femeninas con una textura vocal sin género, lo que crea una estética futurista. Cada plano y movimiento de cámara se concibe como una forma de honrar a los artefactos y sus historias, manteniendo siempre el punto de vista de los tesoros. «Teníamos que contar la historia desde el punto de vista de las obras. Nunca perder de vista que la película estaba siendo contada por ellas», cuenta la directora en las notas de producción de su película, que define como un documental de fantasía.
El proyecto refleja la preocupación central de la directora: el futuro del cine africano y la necesidad de devolver el protagonismo a los jóvenes africanos, para que cuenten sus propias historias. No solo a través del intenso debate abierto sobre esta restitución y la cultura colonialista impuesta que vemos en la película, en el que los jóvenes se enfrentan a su pasado, sino que también ayudándolos como productora (a través de Fanta Sy) para darles facilidades en la puesta en marcha de sus proyectos. Con el cine como generador de memoria y debate, Dahomey pone sobre la mesa cuestiones esenciales como la historia, los vestigios y la identidad, invitando a las nuevas generaciones a reflexionar sobre qué significa la pérdida de un patrimonio y cómo puede recuperarse. «Que los jóvenes puedan hacer suya la situación es restituir. Para mí, la película es una restitución en sí misma», defendía la cineasta en la presentación en San Sebastián. «¿Cómo mides la pérdida de una cosa si nunca habías sido consciente de que la habías perdido?», se pregunta Diop. La respuesta es su película.