NOTICIAS > 26.01.2022
¿Porque es tan importante visibilizar la salud mental? Hablamos con Arep per la Salut Mental
El pasado 24 y 25 de noviembre del 2021 se llevó a cabo el taller ¿Diferencias? y el concurso Posa’t a la nostre pell dentro del Festival Inclús, en colaboración con la asociación Arep per la salut mental, dentro de Acció>Cinema. Hoy, hemos podido conversar con Davinia Palacios, una de las terapeutas de la asociación y Sílvia Vidal, directora del departamento de orientación psicológica de Arep. Nos han explicado cómo fue el proceso de colaborar con el festival y cuáles han sido los resultados, así como también la importancia del audiovisual en los procesos educativos y de visibilización de los problemas de salud mental, de gran importancia a nivel mundial.
Txt: Mireia Girbau
Antes de nada, para contextualizar: qué es Arep per la salut mental?
Pues Arep per la Salut Mental es una asociación que se creó hace 42 años para trabajar y mejorar la calidad de vida de personas con problemas de salud mental. A lo largo de todos estos años, hemos ido creando diferentes servicios de cursos con cuyo objeto. Los colectivos con el que mayoritariamente hemos trabajado son personas con trastorno TLP, a pesar de que también nos llegan otros pacientes con nuevas necesidades a las cuales nosotros intentamos ajustar. Siempre estamos atentas a ver cuáles son las nuevas posibilidades que tenemos para poderlos ayudar. Arep por la Salud Mental tiene la sede en Barcelona, pero también tenemos unas residencias localizadas en Palafrugell.
Uno de nuestros objetivos principales es el poder romper el estigma y siempre nos focalizamos con acciones dirigidas a la comunidad para visibilizar los trastornos de una manera más real, romper los mitos y los prejuicios; y en este sentido, iniciativas como las de la Incluso, siempre nos han dado mucho interés para proponer otra mirada y podernos acercar. Con el concurso Posa’t a la nostra pell, intentamos que todas las personas puedan conectar con la realidad que los rodea y no verlo desde fuera, sino crear sinergias comunes. Este certamen va dirigido a entidades y asociaciones que tengan que ver con la diversidad funcional a nivel estatal, no con el cine directamente.
Desde el Festival Inclús nos propusieron participar con el fin de concienciar al público y añadir nuestra semilla, fomentando una visión mucho más válida para todo tipo de colectivos.
¿En que consiste el concurso Posa’t a la nostra pell?
Nosotros, desde la asociación, tiramos la convocatoria a mediados de febrero o marzo y decidimos una temática cualquiera que varia: desde el deporte, el amor, la amistad… Una vez hemos decidido la temática esperamos el recibimiento de las asociaciones de todo tipo que pueden estar interesadas. El objetivo es que estas muestren una diversidad funcional la cual estén viviendo para familiarizarse. Por ejemplo: una de las asociaciones, si la temática es el deporte, podría hacer un corto que trate sobre esta temática y aparezca representado un tipo de diversidad funcional. Pero igualmente, no se trata de poner el foco en la discapacidad, sino que la temática sea una en concreto donde esta aparezca.
En relación a los objetivos comunes de Arep per la Salut Mental y el Festival Inclús, que tratan de visibilizar y normalizar las diversidades funcionales y los problemas de salud mental a la sociedad a través del audiovisual, creéis que es necesario?
Totalmente. Nosotros, con el fin de llegar a más gente y a mediados de todo tipo, el hecho que estos puedan ver una realidad diferente y próxima, ayuda mucho a reforzar esta visión de ver más allá de las discapacidades, sino de las capacidades que tienen todas las personas. Y es verdad que el tema del audiovisual es un recurso muy importante que tienen las asociaciones para difundir su mensaje; puesto que al final vivimos en un mundo totalmente audiovisual. El audiovisual es una oportunidad para que el mensaje pueda llegar a nuevos públicos.
¿Creéis que hay desconocimiento o estigma sobre el concepto de “salud mental” a nivel global?
Hay un desconocimiento generalizado globalmente. Nosotros, por ejemplo, también actuamos en un proyecto en Nicaragua y allá pasa exactamente lo mismo que aquí. La salud mental es cómo secundaria, antes se le da prioridad a otras problemáticas. Ahora, con la irrupción de la pandemia, también se ha agravado mucho: hay unas consecuencias automáticas que afectan a todo el mundo y cada vez saltan más las alarmas. Pero los problemas de salud mental han estado siempre, pero han vivido muy tapados.
En parte, no es que haya más conocimiento del tema, sino que han saltado las alarmas y ahora mismo, nos llegan colectivos con unos niveles muy agraviados, con problemas muy graves. Si estas personas ya hubieran tenido unos conocimientos previos, hubieran podido pedir ayuda mucho antes. Creo que se pone mucho énfasis en la salud mental, pero todavía hay poco conocimiento. Por eso creemos que es muy importante el tema de la prevención y este tipo de actividades más lúdicas y más informales ya ayudan. Al final, el mensaje que nosotros transmitimos es que estamos todos y todas dentro del mismo saco; hoy podemos estar bien y mañana podemos ser nosotros los que pidamos ayuda.
Con los años creo que ha ido cambiando el concepto de salud mental: antes era que te hicieran un diagnóstico y que te detectasen un trastorno, y hoy en día podemos considerar que tener un problema de salud mental es tener un sufrimiento emocional. Y a veces este no es únicamente el problema, sino que hay más cosas detrás. La depresión y la ansiedad es con lo que nos podemos encontrar más desde fuera pero hay mucho más.
¿Pensáis que hay dificultades a la hora de expresar o para transmitir de manera correcta lo que se quiere decir, cuando hablamos de tener problemas de salud mental?
Sí. Comentábamos que ir al psicólogo antes estaba muy mal visto. Ahora no es así, puesto que se va normalizando, cuesta menos abrirse y hablar, y ahora es mucho más frecuente. Pero aun así, creo que todavía se llama con la boca pequeña. Es muy complicado conocer y distinguir el gran abanico de trastornos que hay y cuando algo no es tan concreta y es más abstracto, es difícil de definir y utilizar unos términos iguales y por eso es complicado. Por otro lado, las personas que tienen más conocimiento sobre la salud mental, los y las especialistas, tampoco queremos utilizar palabras porque es muy complicado expresarse para no acabar infantilizando el concepto. Para nosotras, a veces es más fácil utilizar palabras que sean más contundentes. Nos encontramos en este punto en una dicotomía en la cual no quieres utilizar ciertas palabras para no herir a la persona, pero tampoco queremos expresarnos mal. A veces hemos ido a escuelas, intentando decir lo que queremos decir de la manera más adecuada posible y alguna vez nos hemos encontrado con personas que se han ofendido.
Estas iniciativas, aparte de dar a conocer el problema o la situación, es que también dan la posibilidad de tener la presencia de una persona que puede haber sufrido un problema de salud mental. Nosotras lo podemos transmitir de la mejor manera que sabemos pero no es lo mismo que te lo explique alguien que lo ha vivido, porque conecta mucho más. Desde nuestra asociación, siempre que es posible lo intentamos hacer así porque creemos que es la mejor aproximación que se puede tener de esta realidad.
Tal como decís, trabajar con personas que hayan sufrido esta situación es una manera de evitar el rechazo social y el miedo. ¿Cómo se puede plantear este acercamiento?
Si, totalmente. Y también es muy útil para las personas que no tengan ningún trastorno ni ningún problema diagnosticado porque cualquier persona puede estar pasando por un momento complicado emocionalmente, que les impide ver las cosas de la manera correcta. O quizás hablando con estas personas te das cuenta que han pasado por una etapa como esta y en su momento no lo supieron identificar. Creo que la clave para poder conectar con lo que estas personas te explican o lo que te quieren transmitir es pensar que todos y todas somos susceptibles de tener inestabilidad emocional en algún momento de nuestras vidas. Si nos reivindicamos todos y todas, seríamos capaces de conectar con muchas de las problemáticas emocionales.
Todo esto que señalas tiene mucho que ver con la educación que hemos recibido y las diferencias generacionales que tenemos hoy en día.
Claro. Como asociación, una de las iniciativas que hacemos es el hecho de iniciar el contacto desde una edad muy joven, desde muy pequeño, porque ya crecen con los conceptos normalizados, porque cada vez nos encontramos en que hay gente más joven que tienen dificultades y tienen que pedir ayuda. Así pues, se trata de normalizar el hablarlo abiertamente y no poner ciertos hashtags. Todos y todas somos diferentes, hace falta que cada cual sea peculiar. Evidentemente, ahora se habla mucho de educación emocional y en las escuelas se tratan temas relacionados, pero personas como nosotros, de otra generación, no nos enseñaron en nuestras escuelas nada de todo esto. Ahora quizás se habla más por la situación que nos ha tocado vivir.
Desde vuestra perspectiva, en la educación audiovisual, ¿Qué creéis que es lo más efectivo para visibilizar y normalizar la salud mental?
Nosotros, cuando hemos participado con el Inclús o en estas iniciativas, hacemos uso de muchas referencias de películas y obras de teatro e intentamos buscar referentes potentes para que las personas se puedan identificar. Desde fuera se ve como una cosa muy natural, porque por ejemplo, con el film Una mente maravillosa (Ron Howard, 2001), el personaje tiene ciertas capacidades que ya te hace replantear unos esquemas que inicialmente teníamos y es una manera muy accesible y amena de mostrar una realidad. También una de las cosas destacamos son aquellas películas que muestran la normalidad de aquellas personas que tienen un trastorno, puesto que al final ayuda a poder hablar de la normalidad que muchas personas viven.
Esta es una cosa, y otra es que a veces en las películas faltan personas que tengan un trastorno o una problemática de salud mental, pero que no representen a una persona con un trastorno mental. Y esto pasa con muchos colectivos. Quizás este hecho no ayuda a integrar de una manera más normalizada esta gran diversidad que existe. Sería más interesante hacer una película de una temática cualquier donde el protagonista tenga una diversidad funcional. Al final es fijarse donde pones la mirada, si en la capacidad o la discapacidad. En el certàmen de Posa’t a la nostra pell lo que tratamos es esto: no es que la persona tenga una diversidad funcional diferente en la que podamos matizar sino mostrar la realidad que existe enlazada con una temática completamente diferente.
También colaborasteis con el taller “¿Diferencias?” con el Inclús.
Por un lado, colaboramos con el Inclús con el certàmen de Posa’t a la nostra pell, pero por el otro, también colaboramos con este taller educativo. Cada año ofrecemos la posibilidad de hacer este taller y los últimos años estamos teniendo buen recibimiento, trabajando con estudiantes de 17 y 18 años. En este taller, premio realizamos una pequeña aproximación al que es la salud mental y después hacemos una proyección y una actividad en la cual dos personas hablan de temas diversos. Hasta el final, el público no sabe que una de las dos personas tiene una problemática de salud mental y, sabemos que una de las dos tiene, pero tampoco sabemos cuál es. Es una manera muy cotidiana de mostrarlo y realmente no hay diferencias entre las personas. En la salud mental, visualmente a menudo se trata de identificar cuales pueden ser las problemáticas, quiero decir que si la persona no lo quiere compartir tampoco se tiene que notar.
De entrada la respuesta del público ante esta actividad fue de sorpresa. A lo largo de todo el taller ya piensan que hay algo más, porque ya saben de qué va. Hay muchas cosas que nos sorprenden porque vienen con una idea preconcebida y cuando ven que la realidad es otra nos cambia la mirada.
¿Qué deberes quedan pendientes para continuar trabajando?
Como asociación, sabemos que todavía hay mucha cosa a hacer, se ha recorrido mucho de camino pero hay muchos temas aún por hacer. Quizás incluso el mismo contexto en el que vivimos ya nos está llevando a hacer este cambio de perspectiva y, como decíamos antes, es una necesidad que también tengamos los recursos necesarios. Ahora mismo nos llega mucha gente, pero los recursos siguen siendo los mismos y por eso estamos saturadas. Es contraproducente que muchas personas que solicitan ayuda, se les diga que hay un tiempo de espera de tres meses. Está muy bien la publicidad que se está haciendo y la necesidad de pedir ayuda cuando uno lo necesita, pero los recursos que hay hoy en día son los mismos que hace años. Si la gente da el paso de pedir ayuda y nosotros no somos capaces de acompañarlos, al final no estamos resolviendo el problema.